Las oportunidades que se me presentan, siempre se dan en momentos importantes de mi carrera; generalmente trato de aprovecharlas y sacarle el máximo aprendizaje.
Me gustaría compartir con ustedes como fue que llegué a “Una Maid en Paitilla”; y quiero hacerlo para que conozcan de primera mano todo lo que pasa en mi vida cuando decido asumir un proyecto.
Ring, ring… suena mi celular y escucho una voz que amablemente me invita a hacer un casting; me quedé pensativa (dos segundos), mi mente comenzó a enviarme mensajes positivos, y contesté que SI; aventurándome a una nueva faceta. Me di ánimos, y me dije ¡Si no quedo, sirve para el reality show “Las Sáez”!
Afortunadamente me llamaron para proponerme el papel de una de las maids; a partir de allí las emociones fueron muchas y bien diversas. Primero sentí miedo, ya que sería mi primera vez como actriz de telenovela y segundo me sentí honrada pues el director de la telenovela vio cualidades para uno de los papeles principales.
Creo que en ocasiones tú persigues el sueño y en otras el sueño te persigue a ti. Siento en mi corazón, que por alguna extrañísima razón la actuación de una manera u otra me ha perseguido y yo me he dejado atrapar.
¡Amigos y amigas! La vida se trata de riesgos y eso la hace muy emocionante. Con un poco de razón y menos emoción, el miedo lo dejé a un lado y dispuse prepararme.
Lo primero que hice fue invertir en clases privadas con una profesora a la que le debo las mejores escenas de Bernardina. Ella me ensenó a crear el personaje; es decir, a encontrar las frases de Bernardina, cómo debía caminar, sus hábitos, su ritmo al hablar e incluso sus pensamientos, etc. Luego, me dediqué a observar con detenimiento a los demás actores con el objetivo de tomar lo mejor de ellos. Lo demás, fue empeño y mucho corazón.
Una gran ventaja que tuve, es que desde el primer momento se dio la química perfecta con el personaje de Bernardina. ¡Somos tan diferentes! y a la vez ¡Tan parecidas!. Por ejemplo, ambas somos de enamorarnos con todo el corazón, somos por momentos calladas, de un carácter a veces fuerte. Sin embargo, Sheldry no es tan tranquila como Bernardina.
Una vez alineadas mis emociones me entregaron el libreto ¡WAO!, me pregunté: ¿Sheldry, en qué te has metido?; para ayudar, el director me dijo: “Sheldry, me la jugué por ti porque creo que tienes la capacidad, no me defraudes”. Abrí los ojos ante la gran responsabilidad no sólo con las personas del proyecto que confiaron en mí, sino con todas las personas que siguen mis pasos. Las opiniones del público son importantes y esto siempre me genera un poco de estrés.
Cuando anunciaron que sería una de las maids, surgieron los típicos comentarios del medio, ¡Todavía me estoy acostumbrando!. Entre los shows de televisión, los periódicos, las redes sociales y los cuentos de la calle escuché diversos comentarios. Se dijo “Que no era capaz”, “Que era una quita puestos”; me subestimaron, cuestionaron mi potencial y pusieron en tela de duda hasta mi ética.
Lo he comentado en los artículos del blog ¡Me gusta aprovechar cada oportunidad que se me brinda! Y se preguntarán ¿Le afectarán esos comentarios a Sheldry? Pues en ocasiones sí; soy un ser humano que siente, llora, ríe; pero debo tomar decisiones día tras día y asumir todo lo que venga con ellas. Por un momento me afectó; pero me puse de pié y enfrenté el reto de vivir mi primera experiencia como actriz de telenovela.
Prometí vivir el trabajo como siempre: con una gran sonrisa y enorme agradecimiento por esta oportunidad. Me repetí: “Podemos ser lo que queramos si lo deseamos con la fuerza suficiente. Tenemos que creer en lo que hacemos con toda nuestra alma. La clave es el valor para seguir adelante y terminar lo que hemos emprendido”, palabras que leí en uno de los mejores libros que he leído en mi vida.
Comenzaron las grabaciones y nos trataron de una manera muy especial: me estacionaban el auto, me brindaban comida todo el tiempo; razón por la cual subí unas libritas durante las semanas de grabación, también tenía a una chica que me ayudaba a repasar mis líneas. ¡Todo eso para mi era una novedad!. Llegaba a mi casa cansada; pero muy feliz después de los largos días de filmación. El equipo de trabajo con el que convivía cada semana ayudaba a esa felicidad.
No todo fue color rosa, hubo momentos difíciles ante escenas que no sabía cómo desarrollarlas. Recuerdo cuando el libreto señaló que tenía que llorar. Gracias a Norkys Batista, la protagonista, pude llorar. Y fue así: Me tomó de las manos, y viéndome fijamente a los ojos con mirada de tristeza me recordó que le habían roto el corazón a Bernardina… Sentí tristeza; sin embargo, las lágrimas no salían… hasta que me dijo algo que me conmovió y que quizás en algún momento decida contarlo. Esa escena me sorprendió mucho, porque en realidad llegué a pensar que no iba a ser capaz de sacarla adelante. Una vez más la vida me da un jalón de orejas cuando peco en no creer en mí.
Claro que a veces me asaltaron pensamientos negativos, en donde sentía que no lo estaba haciendo bien hasta que me estrellé con las líneas perfectas:
“La voz que a veces tenemos en la cabeza es la nuestra. Tomamos todos nuestros miedos, inseguridades y decepciones y literalmente le damos voz, que luego utilizamos en nuestra contra. No hay que pedirle a la voz que se calle. Hay que pedirle que hable más fuerte, sólo que hay que enseñarle a decir cosas positivas.”
“Es difícil luchar contra un enemigo atrincherado en nuestra cabeza.” Sally Kempton
Entonces, adiós pensamientos negativos. Además, se dice que cuando nos preocupamos por algo hay un 85% de probabilidad de que no suceda así que decidí quedarme con ese 85%.
Me tocó trabajar con unos compañeros maravillosos, por los cuales siento un gran respeto y admiración ¡En Panamá hay demasiado talento!. Ya los extraño.
Luego de tres meses grabando llegó la hora del estreno y honestamente, no sentía una presión así desde que estuve en el escenario de Miss Universo. Por un lado la incertidumbre sobre el resultado final; pero por otro me repetía a mi misma: ¡Confía en ti, confía en Dios!. Y pues, señoras y señores, ya conocen a Bernardina.
Ahora que me veo en pantalla, leo buenos comentarios y siento como esta telenovela se está ganando el corazón de los panameños; más que nunca me siento agradecida por la oportunidad y satisfecha de haber aceptado el reto y de haberme esforzado. Estoy segura de que sin las ganas y el positivismo que le puse a este proyecto mi experiencia no hubiese sido igual.
Estoy consciente de que tengo mucho que mejorar, y eso es emocionante, puesto que uno nunca termina de aprender y siempre siempre se puede ser mejor. Me despido; no sin antes dejarles una frase que resume lo que aprendí en esta experiencia:
“La fuerza, el valor y la confianza se ganan con cada experiencia en la que uno logra vencer el miedo.” Eleonor Roosevelt.
Besos,
Sheldry
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